El
gobierno que siguió a la dictadura militar del 76 fue encabezado por Raúl
Alfonsín, elegido democráticamente.
Tuvo que
reparar el daño que causó este gobierno de facto, principalmente tuvo políticas
de restauración de los derechos humanos, por ejemplo:
A la identidad y a la defensa, porque lo primero
que hizo cuando asumió la presidencia fue crear una comisión que reciba
denuncias y pruebas sobre desaparición de personas (CONADEP) y encargarse de
encontrarlas, ya sea vivas o muertas.
A la libertad personal, a la libertad de expresión,
a la protección de la libertad de conciencia y religión y a reunirse libremente
y asociarse, ya que, a diferencia de la época de la dictadura, en este gobierno
no te discriminaban, violentaban, secuestraban o mataban cuando exteriorizabas
tus ideologías.
Al desarrollo humano, económico y social
sostenible, porque en su gobierno comenzó a emerger la economía del país,
aunque haya terminado fallando, lo cual era entendible ya que recibió un país
en quiebra total, al cual el extranjero no le quería prestar dinero porque no
lo consideraban una “buena inversión”.
A vivir en paz, ya que, aunque dolidos por las
muertes y desapariciones, las personas obviamente notaban un ambiente mucho mas
tranquilo, comparado con salir a la calle y ver violencia física y verbal por
todos lados, como en la dictadura. Y podían sentir cierta contención por parte
del gobierno, que intentó curar las heridas que la dictadura dejó.
A un juicio justo en un plazo
razonable ante un tribunal objetivo, independiente e imparcial y a la
doble instancia judicial, porque se dejaron de lado los privilegios que los
militares tuvieron durante el gobierno de facto y se les realizo un juicio
objetivo que los condenara como merecían.
Los
juicios no llegaron a su fin, continuaron habiendo desaparecidos y la economía
no llegó a desarrollarse en gran medida, pero cabe destacar que las medidas,
aunque no llevaron al país a salir completamente de la crisis, fueron muy
importantes y un gran avance para la mejora del país.